Nuestro planeta, que tiene 4.500 millones de años, debería haber permanecido como una bola de hielo durante al menos 1-200 millones de años después de su nacimiento. Ésta es la «paradoja del sol joven y débil». Los astrónomos Carl Sagan y George Mullen fueron los primeros en describir este problema. En 1972, plantearon la hipótesis de que la alta concentración de amonio y metano en la atmósfera calentó la superficie de la Tierra desde el principio. Algunos investigadores sospechan la existencia de un gas de efecto invernadero: el dióxido de carbono. A lo largo de los años, se han explorado diferentes vías. En 2010, los investigadores sugirieron que en sus primeros días, nuestro planeta almacenaba extensamente energía luminosa. El albedo de la Tierra y su capacidad para reflejar la luz solar fue menor. Los continentes aún no se habían formado y el planeta estaba mayormente cubierto de océanos, que absorben mejor el calor. Además, había menos nubes, lo que hace que el clima sea más cálido. Recientemente, los investigadores plantearon la hipótesis de que los impactos de asteroides, que golpearon la Tierra a una edad muy temprana, crearon lagos de lava temporales al derretir grandes cantidades de roca. Estos estanques habrían liberado grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. La búsqueda también se centró en la pareja TerreLune. Hace 4.500 millones de años, la Luna orbitaba a solo 20.000 km de la Tierra primitiva, en comparación con los 380.000 km de hoy. Esta proximidad podría haber causado una interacción gravitacional mucho mayor entre los dos cuerpos celestes y un efecto de marea mayor que en nuestro tiempo. Este fenómeno habría contribuido al calentamiento interno de la Tierra. Gases de efecto invernadero, albedo, asteroides o la luna, ¡el misterio sigue sin resolverse!
Según Cieloesazul.com Preguntas Respuestas # 41